Muerte accidental Emilio Mola
El hecho es que las muertes en accidentes de avión de Sanjurjo y Mola dejaron a Franco como el único líder indiscutible de los militares golpistas. El general Dávila, jefe de la Junta Técnica del Estado, lo sucedió como jefe del Ejército del Norte. Para los carlistas, la muerte de Mola fue un duro golpe moral, pues a pesar de las desavenencias iniciales entre él y los tradicionalistas, con el transcurso de la guerra se había establecido un fuerte lazo de colaboración entre ambos. Bilbao finalmente cayó el 19 de junio, pero Mola nunca pudo ver cumplido el que venía siendo uno de sus objetivos desde el comienzo de la guerra.
Fue enterrado en el cementerio de Pamplona en 1937 y posteriormente, en 1961, sus restos fueron trasladados al monumento a los Caídos que se construyó en esta ciudad. En Alcocero se levantó un monumento conmemorativo en su memoria y la población fue renombrada en su honor como Alcocero de Mola. Con posterioridad, Franco le concedió, con la misma fecha del día de su muerte, la Gran Cruz Laureada de San Fernando. En 1948, también recibió, a título póstumo, el título de duque de Mola con Grandeza de España. A finales de agosto de 2016, el ayuntamiento de Pamplona decidió exhumar los restos mortales de los generales Mola y Sanjurjo que se encontraban en la cripta del Monumento a los caídos de la capital navarra. El 24 de octubre de 2016 sus restos fueron exhumados de la cripta34 y, posteriormente, fueron incinerados.
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