División Azul

La 250.ª División de Infantería, llamada oficialmente en España División Española de Voluntarios y en Alemania 250 Infanterie-Division, más conocida como la División Azul (en alemán: Blaue Division) fue una unidad de voluntarios españoles que formó una división de infantería para luchar contra la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.​ Se enmarcó en el Heer, ejército de la Alemania nazi. Entre 1941 y 1943, cerca de 45 000 soldados españoles participaron en diversas batallas fundamentalmente relacionadas con el sitio de Leningrado.

También formaron parte de la división 146 mujeres, de la llamada Sección Femenina, quienes viajaron como enfermeras en el recién creado Cuerpo de Damas Auxiliares de Sanidad Militar bajo la dirección de María de las Mercedes Milá Nolla.

Origen de la División Azul: La Guerra Civil termina oficialmente el 1 de abril de 1939 con la victoria del bando sublevado. Cinco meses después, el 1 de septiembre, estalla la Segunda Guerra Mundial. España y Alemania empiezan a tener conversaciones diplomáticas, en las que Berlín pide a Madrid (que hasta entonces se declara neutral) una mayor implicación en la guerra, como compensación a la ayuda del Tercer Reich a los franquistas, con la participación en España de la Legión Cóndor. El 10 de junio de 1940, Italia entra en la guerra. Dos días después, el 12 de junio, Franco cambia la posición oficial española de neutral, a no beligerante. Esto implica que España se convierte en un aliado no beligerante de las potencias del eje, es decir, que toma partida por un bando, pero sin entrar físicamente en la guerra.

Aun así, el 23 de octubre de 1940 tiene lugar la Reunión de Hendaya, en cuya estación de ferrocarril se produjo el primer y único encuentro entre Franco y Hitler. En la entrevista, llevada a cabo en un vagón-salón del convoy, los dos líderes estuvieron acompañados de sus respectivos ministros de exteriores, el español Serrano Suñer y el alemán von Ribbentrop, así como de dos intérpretes traductores. En la conversación se trataron temas como las condiciones sobre una hipotética entrada de España en la guerra en favor de Alemania, pero ambas partes exigían puntos inaceptables, que impidieron alcanzar algún acuerdo concreto. No obstante, España seguía dejando las puertas abiertas a una posible intervención futura y declaraba su firme apoyo al Reich.

José Ferre Clauzel
El 22 de junio de 1941 Hitler lanzó por sorpresa la Operación Barbarroja. El Estado Mayor del ejército alemán creó tres Grupos de Ejército: Norte, Centro y Sur. Se formó una coalición de países adeptos al régimen nazi para la invasión. En ella participaron Finlandia y Rumanía en un principio, después se unieron italianos y húngaros, posteriormente se utilizaron fuerzas de países recién invadidos por Alemania que apoyaban la causa nazi como Croacia o Eslovaquia. La invasión de la Unión Soviética estaba en marcha y seguía su curso. Para el régimen, supuso la ocasión ideal para entrar en escena; aunque abiertamente Franco nunca quiso entrar en la Segunda Guerra Mundial, sí autorizó la creación de un Centro de Reclutamiento para los voluntarios que quisiesen ir a luchar contra el bolchevismo y el régimen comunista que gobernaba en la Unión Soviética. Propondrían el envío de un contingente de voluntarios, lo que permitiría a España saldar su deuda con Hitler. Sin embargo, mantenía su estatus de no beligerante, porque no existía declaración oficial de guerra hacia la URSS. El día 23, a propuesta del ministro Ramón Serrano Suñer, el Consejo de Ministros aprobó en El Pardo enviar una división,​ y se informa de ello al embajador alemán, Eberhard von Stohrer. Aunque la denominación oficial fue «División Española de Voluntarios», José Luis Arrese la denominaría «División Azul».​ La opinión de Hitler sobre esta división era que estaba formada por «una banda de andrajosos»

La iniciativa tuvo una gran acogida entre los partidarios del Bando Nacional y los miembros de La Falange. Culpaban a la URSS de ser la instigadora y responsable de todos los sucesos de los años 30 que llevaron a la Guerra Civil, por la implicación de Moscú y el Komintern en propagar las revoluciones bolcheviques y el comunismo por Europa. Para el régimen, suponía devolver la visita. El 24 de junio​ se organizaron movilizaciones de adhesión y se proclamó la formación de la división. En Madrid,a​ estudiantes del SEU convocaron una manifestación en la plaza de Callao. Allí se reunieron miembros de FET de las JONS​, estudiantes, falangistas, miembros del Frente de Juventudes y de la Sección Femenina.​ La marcha ascendió por la Gran Vía hasta llegar a la sede del partido en la calle Alcalá, donde el ministro Serrano Suñer les arengaría en su espíritu anticomunista desde un balcón con las siguientes palabras:

Camaradas: no es hora de discursos. Pero sí de que la Falange dicte en estos momentos su sentencia condenatoria: ¡Rusia es culpable! Culpable de la muerte de José Antonio, nuestro fundador. Y de la muerte de tantos camaradas y tantos soldados caídos en aquella guerra por la agresión del comunismo ruso. El exterminio de Rusia es exigencia de la Historia y del porvenir de Europa.

Ramón Serrano Suñer, 24 de junio de 1941.

Inicialmente se barajaron los nombres de José Antonio Girón y Juan Yagüe (ambos falangistas) para dirigir la futura unidad. Al final se acordó que el liderazgo de esta recaería sobre el general Agustín Muñoz Grandes, propuesto por el ministro Ramón Serrano Suñer.

Balance de bajas: Stanley Payne eleva el número de voluntarios a 45500.​ La División tuvo 4954 muertos en el frente, 8700 heridos, 2137 quedaron mutilados, 372 de sus hombres fueron hechos prisioneros por el Ejército Rojo y 7800 enfermaron.​ Sólo unos pocos sobrevivieron a los largos años de privaciones y trabajos forzados durante su cautiverio en los campos de trabajo soviéticos. Mientras que la mayor parte de los soldados alemanes, italianos, rumanos y de otras nacionalidades fueron puestos en libertad tras unos cinco años de internamiento en campos, la mayor parte de los prisioneros de guerra españoles de la División Azul tuvieron que esperar hasta doce años, y solo pudieron regresar tras la muerte de Stalin. Los 220 hombres que sobrevivieron fueron repatriados de Siberia a Odesa y de allí a España en 1954, llegando al puerto de Barcelona el 2 de abril de ese mismo año en el barco griego Semiramis, fletado por la Cruz Roja.

Muchos de los caídos en combate están enterrados en el cementerio de Nóvgorod, en Rusia. Otros siguen enterrados donde cayeron, sobre todo en Krasny Bor, donde el 10 de febrero de 1943 tuvieron 3645 muertos o heridos y 300 desaparecidos o prisioneros,.

En el siglo xxi, sus familiares aún siguen repatriando fallecidos, con la ayuda del Gobierno que presidió Mariano Rajoy del Partido Popular.



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