El desastre de Annual

El desastre de Annual fue una grave derrota militar española en la guerra del Rif y una importante victoria para los rebeldes rifeños comandados por Abd el-Krim. Se produjo entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921, cerca de la localidad marroquí de Annual, situada entre Melilla y la bahía de Alhucemas.

La batalla ocasionó la muerte de alrededor de 11500 miembros del ejército español: 8500 españoles y 2500 rifeños leales al Gobierno encuadrados en unidades indígenas, más de la mitad ejecutados tras rendirse. No se dispone de datos sobre las bajas de las fuerzas rebeldes de Abd el-Krim. Esta derrota condujo a una redefinición de la política de España en la guerra del Rif y a una crisis política que socavó los cimientos de la monarquía liberal de Alfonso XIII.

El general Juan Picasso fue designado para investigar lo ocurrido y determinar las posibles responsabilidades de los militares al mando. En julio de 1922 presentó sus conclusiones en el que sería conocido como el Expediente Picasso y en las Cortes se formó inmediatamente después una Comisión de Responsabilidades, pero el golpe de Estado de Primo de Rivera de septiembre de 1923 dio carpetazo tanto al Expediente como a la Comisión. Hubo acusaciones de que el rey había instigado el poco meditado y mal preparado avance que propició el desastre, lo que supuestamente explicaría su apoyo al golpe. De hecho, Alfonso XIII amnistió en 1924 al único condenado por los hechos, el general Berenguer.

Tras la significativa derrota, la guerra continuó hasta que el exitoso desembarco de Alhucemas de septiembre de 1925 le puso fin. Los combates aún se prolongaron hasta julio de 1927 pero en esa fecha Abd-el-Krim se vio obligado a reconocer la legitimidad del Protectorado Español de Marruecos. El territorio permanecería bajo dominio español hasta la independencia de Marruecos en 1956.


La mayor derrota de un ejército colonial en el mundo, entre julio y agosto de 1921. Se remonta a 1859 con la intervención de O´Donnell, donde se logró una gran victoria en Marruecos, una guerra de prestigio que insufló una gran moral, en la que se ampliaron los límites de Ceuta , con la excusa de proteger Ceuta y Melilla de las incursiones Kabilas Rifeñas.

Le siguió el tratado Hispano Francés 1812, por el cual Marruecos fue obligado, con la amenaza de invadir el país, de quedar bajo el protectorado de varios países (Francia y España), lugar por el que igualmente mantenía aspiraciones Alemania, perdiendo cualquier opción al final de la primera guerra mundial, donde Francia afianzó su posición, haciéndose cargo en el reparto de las mejores zonas en detrimento de España, que se quedó una zona con pocos recursos, excepto las minas de hierro del Rif. Esas minas resultaban importantes para el monarca Español, puesto que era el principal accionista y sus intereses de explotación se encontraba truncados por los frecuentes ataques de los Arqueas, los líderes belicosos como Raisulila. La tranquilidad en la zona española se mantuvo mediante pactos con los jefes indígenas. En un principio España pudo controlar militarmente a esos líderes, puesto que el territorio a controlar era relativamente pequeño y los ataques dirigidos principalmente hacia las minas, complicándose con una política expansionista en Marruecos que llevaba a un  control más difícil del territorio por su extensión. Esa política se debió a la pretensión de Francia, de hacerse con todo Marruecos y que España se quedara sin sus derechos, el jefe del gobierno Romanones, era Africanista y no quería perder Marruecos, por esos se iniciaron esas acciones bélicas. Se iniciaron el ascenso por méritos de guerra a los oficiales intervinientes en la contienda (los llamados militares africanistas), que llevó al descontento de los llamados Junteros de la Península, a los que era más difícil ascender y que pedían mejoras y se agruparon en las ilegales Juntas para pedir mejoras salariales y de ascenso.
El general de las operaciones en la zona de Marruecos a partir de  1919 era Berenguer, sus estrategias cautelosas de ganarse a la población, estaban dando buenos éxitos, pero el general de Melilla Fernández Silvestre, sin el consentimiento de su superior avanzó hacia el corazón del Rif, por unas informaciones falsas. El caudillo de los rebeldes rifeños, educado en España, Abd-el-Krim que unió a las Kabilas Rifeñas, hostigó a las fuerzas que cayeron una tras otra, huyendo en desbandada y poco organizadas, fue un desastre en muertos (incluido el propio Fernández), los Españoles que se rendían eran ajusticiados cruelmente.
 Esta derrota tuvo una gran repercusión en la península, la guerra no se quería ya que se veía injusta y alejada, no se deseaban los llamamientos a quintas. El gobierno no se decidía a avanzar en Marruecos, pero tampoco a retroceder, pronto ocasionó la caída del gobierno de Maura.
Se realizó el INFORME PICASO sobre la contienda, donde se vio la profunda corrupción del ejército. Este informe no se conocería hasta tiempos de la II república

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