Crisis de mayo de 1941

La crisis de mayo de 1941 fue una crisis política de la dictadura de Francisco Franco, durante el primer franquismo, provocada por la reacción del Ejército y de los sectores monárquicos ante la creciente influencia de Ramón Serrano Suñer y del partido único FET y de las JONS, que pretendían acentuar el proceso de fascistización del régimen franquista. La crisis se saldó con la entrada en el Gobierno de varios ministros falangistas, pero Serrano Suñer perdió el control del clave Ministerio de la Gobernación, ocupado por el coronel antifalangista Valentín Galarza, hasta entonces vicesecretario de la Presidencia, cargo que ocupó a partir de entonces el capitán de navío Luis Carrero Blanco —el más fiel colaborador del general Franco hasta su asesinato en 1973—.

A finales de abril de 1941 el general Juan Vigón informó a Franco de que si no se limitaba el poder de Serrano, él y los otros ministros militares dimitirían. Según Paul Preston, esta iniciativa era el primer fruto de la política británica de sobornar a los generales españoles más destacados para que mantuvieran a España neutral en la Segunda Guerra Mundial. La alarma de los que se oponían a Serrano se incrementó cuando en un decreto promulgado el 1 de mayo se excluyó de la censura a la prensa de FET y de las JONS, que se regularía desde su propia Delegación Nacional de Prensa y Propaganda. Al día siguiente Serrano pronunció un discurso en Mota del Cuervo en el que después de atacar violentamente a Gran Bretaña propuso que FET y de las JONS ejerciera todo el poder, proponiendo a continuación a Franco que incrementara el número de ministros falangistas nombrando ministro de Trabajo al camisa vieja José Antonio Girón de Velasco. Franco aceptó, pero empezó a creer en las advertencias de los militares sobre las «ambiciones» de Serrano. Así el 5 de mayo nombró al coronel Valentín Galarza, un militar de su confianza y que no simpatizaba con la Falange, al frente del ministerio de la Gobernación, que desde que Serrano fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores en octubre de 1940 estaba vacante pero que el cuñadísimo seguía controlando a través del subsecretario José Lorente Sanz, un hombre de su confianza.

El puesto de subsecretario de la Presidencia que ocupaba Galarza fue ocupado por el capitán de navío Luis Carrero Blanco, hasta entonces jefe de operaciones del Estado Mayor Naval —aunque inicialmente Franco había pensado para el puesto en Lorente Sanz, pero éste no había aceptado—. Una de las primeras decisiones de Galarza fue sustituir al conde de Mayalde —un hombre de confianza de Serrano Suñer—, al frente de la Dirección General de Seguridad. También cesó a muchos gobernadores civiles afines a Serrano, entre ellos el de Madrid, Miguel Primo de Rivera.​

Tras el nombramiento de Galarza apareció en las páginas de Arriba un artículo redactado por el falangista Dionisio Ridruejo y enviado por el también falangista Antonio Tovar, que estaba al frente de la Dirección General de Prensa, que llevaba por título El hombre y el pelele en referencia poco velada a Galarza. El 18 de mayo Tovar y Ridruejo fueron destituidos de forma fulminante de sus puestos en el departamento de Prensa y Propaganda del Ministerio.​ Además Galarza había encargado al periodista Juan Pujol que escribiera un artículo como réplica al de Ridruejo, que fue publicado el 12 de mayo en el diario Madrid y en el que ridiculizó la pretensión de los falangistas de opinar sobre la política exterior, lo que constituía un ataque directo a Serrano Suñer.

La respuesta de Serrano Suñer fue presentar su dimisión. Franco le respondió enviándole una carta en la que le decía que no veía motivos para la misma pues había leído el artículo y no lo consideraba un ataque contra él, pidiéndole a continuación «que antes de tomar una decisión que tanto sirve al propósito de nuestros enemigos, y que en estos momentos de confusión puede causar daño a España, medites la injusticia y sinrazón de tu medida». Según Paul Preston, «la postura conciliadora de Franco derivaba de su temor a que, si cesaba definitivamente a Serrano Suñer, quedaría prisionero de los generales monárquicos», aunque también pudo influir «evitar tensiones familiares» —Serrano Suñer estaba casado con la hermana de la esposa de Franco—. En cuanto a los otros dirigentes falangistas que también habían dimitido en solidaridad con Tovar y Ridruejo, Franco se reunió en privado con ellos y los convenció para siguieran en el gobierno o aceptaran un puesto en el mismo. Así Girón de Velasco continuó al frente del ministerio de Trabajo y Miguel Primo de Rivera y José Luis Arrese, ocuparon la cartera de Agricultura y la secretaría de FET y de las JONS con rango de ministro, respectivamente. Además se creó una Vicesecretaría de Educación Popular dentro del FET y de las JONS que se ocuparía de la Prensa y Propaganda que dejaría de ser una competencia del ministerio de la Gobernación. Serrano finalmente retiró su dimisión.

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